El ocaso de un trepador

Por: Dr.William Franco

El ocaso de un trepador

En la vorágine de acontecimientos que sobrevienen, donde todos los días salen a flote las malquerencias de la política, no podemos dejar pasar de agache la responsabilidad de un personaje luctuoso que siempre ha actuado detrás de bambalinas, moviendo los hilos del poder, agazapado entre cortinas, de igual forma como actuaron los que lastraron a Julio Cesar a puñales.

Pero antes de presentarlo, en sociedad, a este reyezuelo, se hace necesario primero refrescar la historia de otro que tuvo mas protagonismo, y que fue su referente, su ídolo, su oráculo donde aprendió las artes de las componendas, de la marrulla que hoy destila.

Nos referimos al afamado y exótico ex presidiario Jorge Ramón Elías Nader, reseñado con honor en los "Jinetes de la Cocaína" como "El Joche", libro que traza la historia del narcotráfico en Colombia. Además fue encausado por estafa, fraude procesal, y falsedad. Se pasó media vida visitando juzgados y revisando expedientes.

Este oscuro y nefasto personaje que fungía de vedette, rockstar, en épocas electorales como el mas hábil animal político, fue: El padrino, el guía, el tutor, el gestor, el que llevó de la mano al congreso - en la década de los 80 - al joven Emilio Otero. Quien con prontitud y habilidad supo aprovechar cada oportunidad para ascender en cargos de mayor responsabilidad, hasta llegar a la cumbre del máximo empleo (contrato laboral) que ofrece el congreso, Secretario del Senado.

Su habilidad es eximia, maneja con sabiduría el báculo confesional de las intrigas, escucha con paciencia y guarda con celo los secretos del enjambre, la cueva; es el dueño del trinche del infierno donde arden y se cuecen los intereses mezquinos de las miserias: Las dadivas, los favores, los pagos, los contratos y las recompensas. Es el repartidor de: Carros, parqueaderos, oficinas - en el congreso - es el que da fe de las leyes, el notario supremo, el que dirige y coordina la sesiones, el del orden del día, el que pone y quita proyectos. Es el juez de la gallera que conoce el guiño, la trampa.

Es el Zeus de los griegos, el Apolo de los romanos, el gran sabio que conoce las flaquezas de las leyes para andar sobre ellas al filo, con facilidad y soltura sin temor de violar lo prohibido.

Es la medusa de mil cabezas, que todo lo sabe y todo lo ve, omnipresente, omnipotente, omnisapiente. Es el Dios, el bosón, la partícula sagrada donde convergen todos los intereses del Estado. Es el guardián del templo, en sus manos se posa el Leviatán.

Es por eso que el magno Emilio Otero, se hizo notar como el gran reformador de la reforma a la justicia para que su dignidad - Secretario del Congreso - fuera contemplada, y alzada, a nivel constitucional con el mismo rango de protección - disciplinaria y penal - que goza el presidente de la república, los patricios del senado, los togados de las altas cortes.

El necio Otero quería inmortalizarse como el otrora emperador Constantino en su época - año 312 dc -, sometiendo todas las iglesias cristianas a sus pretensiones en el concilio de Nicea. Igual lo quiso hacer este sabanero de abarcas de rejo, nacido en la postrera Sahagún - Córdoba, cuando ofició de secretario en la etapa de conciliación de la en sepulta reforma a la justicia.

Urdió con habilidad suprema el uso de su memoria episódica para lanzar, sus intereses a flote, en el momento justo y apropiado, a estilo de asalto, arrinconando como corralero de potrero, cuando los plazos (tiempo) se vencían. En medio de la oscuridad de la noche jugó para que se insertara en ese proyecto, de acto legislativo, sus pretensiones malévolas y oscuras.

Este desboque, desfogue: Tórrido, torcido, odioso es lo que ha generado tanta hilaridad en las redes sociales y medios de comunicación. Ahora que se avizora en el horizonte inmediato el nuevo inicio de las sesiones del congreso, y donde este sujeto - El "necio" Otero - pretende, sin ningún escrúpulo, hacerse reelegir de nuevo en el cargo que hoy ocupa; hay que estar alerta.

Antes que esto ocurra es procedente, de juicio hacer saber que "El necio", vecino de Emilio Tapias, alias "El Contratista" tiene en su haber mas de diez (10) investigaciones en: La Procuraduría, Contraloría, Fiscalía, Consejo de Estado.

Emilio Otero ha sido denunciado por falsedad, fraude procesal - honrando los mismos delitos de su páter político, el patrón "El Joche", Jorge Elías Nader. Pero, no sólo nació pintado el tigre sino que lo superó con creces en su prontuario personal -, extralimitación de funciones, tráfico de influencias, abuso de funciones públicas, prevaricato e incumplimiento de contratos. El mismo que entrega cargos, sin el lleno de los formalismos legales, una servilleta es suficiente.

Es por eso que todos en coro tenemos que gritar para que este hijo de las tribus Vándalas (Los Bárbaros) no sigan arrasando con lo poco que queda de este país.

Personajes como este, deleznables y despreciables son los que hay que poner en la picota pública para evitar seguir recorriendo los mismos caminos del ayer, donde aquí no pasa nada.

Lo vital ahora es acosar a todos estos esquiladores, sin tregua ni descanso, para que salgan de la guarida, en la calle son cobardes. Con presión social en las redes podemos ayudar a desarticular esa mafia del congreso que dirige y comanda el tal Otero. Si tumbamos a este, los muros de la fortaleza se desbarrancan, es el capo de capos. En las manos de el está el código secreto de todo el pillaje de este país. Una vez la mazorca se desgrane, por ese lado, las lealtades se acaban al pisar la primera escala de juzgados y tribunales. Es allá donde lo tenemos que ver: Sumiso, humillado y acongojado, rumiando su tabaco agrio, no el Romeo y Julieta del que tanto adula, este arranca yucas de vereda, mantero de corralejas.

Colombia sigue indignada... Aquí también la primavera llega.

Julio 5 de 2012