Hubo malos entendidos

Hubiera querido que los términos en que se dieron mi salida de la empresa fueran otros, pero desafortunadamente las circunstancias que sobrevinieron, en los dos últimos meses me obligaron a renunciar de manera irrevocable.

Ahondar en explicaciones y razones que generaron esta actitud de mi parte no tiene sentido, y menos cuando esta decisión ha sido tomada. Espero que mi intempestiva renuncia no genere malos entendidos que afecte el ambiente laboral. Por el contrario, los valores supremos de la empresa deben estar por encima de las determinaciones de los individuos.

Reconozco en todos ustedes su labor incondicional, su apoyo permanente en todo el tiempo que trabajamos juntos. Mil gracias, y un abrazo fuerte de despedida.